Por Gustavo Gorriti.-(*)
El caso López Meneses se balancea entre el atestado y la picaresca. Es un escándalo con víctimas identificadas más perpetradores hasta hoy desconocidos. Pese a la confusión de los hechos, el ambiente revienta de conjeturas, teorías conspirativas y acusaciones extravagantes.
Lo que está claro, sin embargo, es que aunque hay un delito serio, este es relativamente fácil de investigar, si se quiere hacerlo.
En medio de ello, escuchar a los fujimoristas acusando de ‘montesinistas’ a los legisladores del partido de gobierno fluctuó entre lo surreal y lo francamente esquizofrénico. Y en ese ambiente de crisis política se configuró una huida hacia delante en la que el Gobierno reaccionó con pobres reflejos, deficiente información y declaraciones desafortunadas del presidente Humala.
Por ello, sugiero ordenar primero los hechos para dirigir mejor las preguntas e investigaciones.
¿Quién y cómo dio la orden de custodiar la casa de López Meneses? El primer documento policial es un memorándum emitido el 29 de mayo de 2012 por el entonces jefe de la VII Región Policial, general PNP Aldo Miranda.
La protección debía supuestamente asignarse al domicilio del jefe del Comando Conjunto, almirante AP José Cueto Aservi. Y ese domicilio, tal como consignan desde la primera hasta la última orden de la Policía, era en realidad la casa de Óscar López Meneses.
¿Alguien ordenó al general Miranda esa protección? Según el propio Miranda, a quien la crisis sorprendió en un viaje por Centroamérica, “a mí me llamó el general Salazar y me dijo que me iba a llamar el almirante Cueto para que se le de seguridad a su domicilio … al poco rato me llamó una persona que se me presentó como el almirante Cueto y me dio la dirección de su casa para brindarle la seguridad correspondiente”.
¿Qué seguridad instaló Miranda? El 31 de mayo de 2012, el coronel PNP Carlos Aguilar Reyes, jefe de la división de emergencia, informó haber instalado un ‘servicio de puesto fijo permanente’ en el domicilio del falso Cueto. Destinó un patrullero, el PL-7671.
El ministro del Interior era entonces el general EP (r) Wilver Calle Girón. El jefe de la Policía, ya se ha visto, el general PNP Raúl Salazar.
¿Quién dio, entonces, la primera orden? El jefe de la PNP, Raúl Salazar. ¿Quién anunció una inminente llamada telefónica del falso Cueto? El mismo Raúl Salazar.
Así que está claro que quien sabe qué pasó desde el comienzo es el general PNP (r) Raúl Salazar.
"¿Durante 18 meses, ningún policía se percató que de esa dirección no entraba ni salía el almirante Cueto, ni su familia, ni siquiera su mascota?"
El servicio de seguridad a la falsa dirección del almirante Cueto se prolongó a lo largo de 18 meses, sin que, de acuerdo con los documentos, ninguno de los policías con responsabilidad sobre el tema se hubiera percatado que ahí no entraba ni salía el almirante Cueto, no entraba ni salía su familia, no entraba ni salía ni su mascota; pero sí entraba y salía Óscar López Meneses.
La impostura se agravó en diciembre de 2012, cuando ya habían sacado a Miranda de la VII Región y nombrado al general PNP Carlos Gómez Cahuas como nuevo director.
En dos órdenes sucesivas, la 2594 del 6 de diciembre de 2012 y la 2599, del 7 de diciembre, se ordena reforzar la seguridad “durante las 24 horas en la residencia del presidente del Comando Conjunto ubicado en el jirón Batallón Libres de Trujillo Nº 209, Surco” [sic]. El nuevo dispositivo consistía en “cuatro efectivos” de la comisaría de Surco; “un patrullero del escuadrón de emergencia” y “un patrullero del Suat”.
En abril de 2013, un informe del jefe del Suat, coronel PNP Wálter Arrué indica que el servicio de vigilancia del Suat se inició en diciembre de 2012 “a través de una Orden Verbal [sic] dispuesta por el entonces Director General de la PNP Raúl Salazar Salazar”.
Según el entonces jefe de Arrué, el general PNP Sergio Monar, el informe de aquel fue “elevado” al director de Operaciones Policiales (que estaba entonces a cargo del general PNP César Cortijo y luego a la Dirección General, “sin disponer el retiro de dicho servicio”.
El 4 de octubre de 2013, el coronel Arrué redactó una Hoja de Recomendación, en la que, luego de aseverar “que existe duplicidad de servicio en el domicilio del Presidente del Comando Conjunto de la FFAA Almirante César Cueto Aservi” [sic] pedía que“se Disponga [sic] el retiro del servicio de seguridad que presta el personal de la Dirección Táctica Urbana SUAT-PNP”.
El 9 de octubre, el jefe de Arrué, el general PNP Monar envió la recomendación al director de Operaciones Policiales, general PNP César Cortijo, “retornando”como indica Monar, “dicha documentación a mi despacho sin disponer el repliegue del servicio”.
El general Cortijo está ahora a cargo de las investigaciones criminales de la PNP. Antes de tomar este caso, si lo hace, debe explicar en forma clara y satisfactoria qué conocía y qué no conocía al respecto.
¿Qué queda claro hasta ese momento? 1) Que toda la movilización policial tuvo como origen órdenes “verbales” de Raúl Salazar, quien mantuvo conocimiento y coordinación con quien se presentó como Cueto por teléfono; y, 2) que buena parte del comando policial, incluso policías trejos y especializados en investigación criminal se hizo durante meses el desentendido respecto de un evidente caso de suplantación. Especialmente después de la muerte de los senderistas ‘Alipio’ y ‘Gabriel’, en agosto de este año, cuando el almirante Cueto pidió, esa vez sí, protección policial a su domicilio. ¿A nadie en la PNP se le ocurrió entonces que Cueto no vivía en dos casas?
Estoy seguro que muchos lo sabían, pero que nadie quiso comprarse un problema.
¿Quiénes más tuvieron relación cercana con López Meneses? En el Ejército, varios altos oficiales y más de un ex comandante general. El más cercano fue Paul da Silva, a quien, con la colaboración del gobierno regional del Callao, López Meneses le regaló un sauna en la comandancia general.
La fuerza e influencia de López Meneses durante el fujimorato está bien documentada. Ya entonces varios militares, entonces jóvenes, hoy maduros, le agradecieron por sus ascensos. Lo que está todavía por describirse con generoso detalle son las relaciones de López Meneses con la dirigencia aprista. Se ha mencionado a Agustín Mantilla (uno de los pocos que no se hace problemas en reconocer su amistad), a Mercedes Cabanillas, a Luis Gonzales Posada, pero muy poco o casi nada a José Antonio Chang, viejo conocido de la universidad San Martín. Es que cuando uno es académico, no hay nada que hacer♦
(*) Reproducción de la columna ‘Las palabras’ publicada en la edición 2310 de la revista ‘Caretas’.
Carta de Mercedes Cabanillas
IDL-R ha recibido la siguiente carta de Mercedes Cabanillas.
Lima, 25 de Noviembre 20013
Señor Periodista
Gustavo Gorriti:
En su artículo publicado en la Revista Caretas edición 2310 del pasado 21 de Noviembre del año en curso, hace Ud. alusión indebida a mi persona. Sobre el particular, debo precisarle que ya en el año 2,006 el Sr. López Meneses declaró ante CPN Radio y varios medios de comunicación, como el Diario Perú 21 en Nota periodística del 23 de Junio 2,007: “ESPERO QUE QUEDE CLARO QUE EL SUSCRITO JAMAS HA TENIDO NINGUN TIPO DE RELACIÓN CON LA SRA. MERCEDES CABANILLAS”..
Me extraña que se estén reproduciendo debates políticos de años atrás, refritos, como lo llamaría la jerga periodística, con la singularidad, en este caso, que el tema fue debidamente esclarecido por mi persona como corresponde. Es clara la ansiedad que existe en el oficialismo por distraer la atención del tema de fondo, que les corresponde explicar.
Adjunto la Nota periodística en referencia y le solicito rectificación en base al art. 2, inciso. 7 segundo acápite de nuestra Constitución, en la seguridad de ser atendida en mi derecho, quedo de Ud. Atentamente,
Dra. Mercedes Cabanillas Bustamante
DNI 06589408
En 2007 se publicó en varios medios el contenido de un audio en el que Óscar López Meneses menciona su amistad y cercanía con Mercedes Cabanillas, entonces presidenta del Congreso.
Poco después, en una carta enviada a CPN radio, López Meneses negó tener vinculación con Cabanillas, y sostuvo que la grabación de su conversación había sido editada.
Sin embargo, el diario La República llevó ese y otros audios a la Universidad Católica y los hizo analizar por peritos de dicha universidad. La conclusión de dicho análisis fue que la voz de los audios era la de Óscar López Meneses y que no habían sido editados♦
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