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Wednesday, February 29, 2012

PROYECTO TURISTICO PACHACAMAC PRINCESS
     Marine tours and Services
Costa Rica, Avistamiento de ballenas, Ecoturismo   

Resumen ejecutivo


El objetivo de Cavillaca Princess es captar el interés de los turistas y proveedores de turismo, con una alternativa turística/cultural de connotación histórica para el Perú donde el cliente podrá apreciar de una manera personalizada no solo el paisaje y la historia del país, si no mas bien vivir una experiencia total, el dramatismo de los cuentos, los colores de las fabulas el legado físico del mundo arqueológico perteneciente a las culturas Inca y Pre-Inca a la misma vez disfrutar de su ecología, del mar, viajando en embarcaciones para el recreo/ de paseo y de pesca deportiva a la misma vez el turista podrá degustar de nuestra rica y variada gastronomía apreciando los bellos paisajes de nuestro privilegiado Litoral centro del mundo y parámetro universal del Océano Pacifico en tres puntos estratégicos:

Máncora, Pachacamac y Paracas.
Los principales elementos a tener en cuenta son:

La idea del negocio: El turista se podrá beneficiar de un servicio de alquiler de embarcaciones de vela y motor con apoyo de capitanía, navegación, mantenimiento y pesca deportiva así como deleitarse de la gastronomía local.

Público objetivo: El producto está dirigido tanto para turistas nacionales como internacionales, a quienes se les contactará a través de los operadores turísticos. Se ofrecerá paquetes que incluya el alquiler por horas, día o fin de semana.
El perfil del turista varia, pudiendo ser grupos familiares o de adultos, dependiendo si es para paseos, pesca, investigación o avistamiento de especies marinas que habitan en estas zonas costeras como son: ballenas azules, delfines, lobos marinos, pingüinos, alcatraces y tantas otras especies que ofrece el mar peruano, dar a conocer la historia del Perú, sus leyendas y mitologías incas. Todo esto de una manera ecológica y limpia/segura sin alterar el ecosistema, protegiendo la conservación del medio ambiente.

Valor del Producto:
el producto promoverá el eco-turismo en las zonas donde se planea operar, beneficiando a los pobladores locales con la generación de empleo, especializándolos para el mantenimiento, capitanía y cocina; consumo de insumos para cocina, se beneficiara también a los artesanos locales con la venta de souvenirs, apoyando y mejorando la calidad de vida de las personas que viven en la zona, creando nuevas fuentes de trabajo y negocio.

Tamaño de mercado: originalmente se promoverá para el mercado local, posteriormente y por medio de la red de contactos y conexiones del área turística como agencias de turismo, distribuidores turísticos y también mediante la promoción de una web, buscadores en Internet especializados, etc.

Entorno competitivo: Actualmente son pocas las empresas que ofrecen este tipo de servicio, nuestro enfoque le ofrecerá al turista una opción diferente más personalizada, una experiencia vivencial. Nuestra propuesta es innovadora, se quiere mostrar y vender turisticamente nuestro país compitiendo con destinos ya famosos y populares internacionalmente como Galápagos, Costa Rica, El Caribe entre otros.

Fase actual de desarrollo del producto: el promotor Rodrigo Alberto Franco Seoane graduado de la Universidad Internacional de la Florida en Ciencias, con estudios primarios en protección del medio ambiente y en antropología cursa la maestría  en periodismo investigativo y  realiza una tesis en depredación de los océanos también es influenciado por sus raíces en historia Peruana/ Inca y es atraído intelectualmente por las exploraciones realizadas en Tocumen, Caral, Pachacamac entre otras.
 En el campo de la navegación licenció en navegación de botes de vela y más tarde realizo experimentos de reciclaje, remodelación y modernización de embarcaciones con aplicaciones de energías alternativas sin impacto al medio ambiente, diseñando el primer proyecto en la Florida para implementar adaptaciones para embarcaciones convencionales y convertirlas a electro/solares (con energía solar y motores
eléctricos). Con la magnífica coincidencia que sus socios y amigos en el Perú se dedican al mismo tema y están establecidos en los lugares estratégicos para el turismo ecológico coinciden en la idea y emprenden en la tarea de trabajar juntos  con fines de promover la cultura, la protección del medio ambiente y el ecoturismo donde se utilizarán las embarcaciones de uso adquiridas por el promotor quien fuese inmigrante en los EEUU pero siempre con el anhelo de retornar a la madre patria después de haber vivido 33 años fuera fue acumulando información y experiencia en embarcaciones adquiriéndolas con el esfuerzo propio del trabajo ejecutado en los EEUU y con las ideas y experiencias que se adquirieron bajo la visión de haber servido a la industria turística en la Florida y California con las empresas turísticas de  propiedad de su familia siempre con la idea  para promover el Perú al mundo y acogiéndose a la ley # 28182 de Incentivos Migratorios promulgada el 24 de Febrero de 2004.



El mito de las Islas de San Pedro

Cavillaca, una princesa incaica hermosa, era codiciada por todos las huacas (dioses) de las comarcas vecinas. El dios Cuniraya Viracocha, un dios muy poderoso que solía aparecer en la forma de un mendigo, un día se transformó en un colibrí y depositó su propio semen en un fruto que la princesa comió. La princesa quedó embarazada sin saber por qué y de quien. Meses después el nacimiento de su hijo obligó a una reunión de todos los huacas de la región, para averiguar quién era el padre. Como nadie respondió a su pregunta, la princesa deja su niño gatear hasta su progenitor. El bebé gateó hacia los brazos de un mendigo. Al verlo, Cavillaca cargó a su niño y corrió sin parar hasta hundirse en el mar. Desesperado, Cuniraya Viracocha se quitó sus andrajosas ropas y se vistió con inspirada elegancia, pero fue inútil. Nada pudo hacer; Cavillaca y su hijo ya se habían convertido en islas.


Embarcaciones:
1-Velero de 17 pies de eslora motor eléctrico con tráiler
2-Lancha rápida con cabina de 21 pies estilo “cubby”
 V8 Mercruiser de pesca o rescate con tráiler de remolque
3-Bolichera Clásica de 37 pies de exploración tipo Trawler
 de hierro  marca Cliff Richardson
4-Velero de 36 pies dos mástiles 3 velas con motor Tohatsu fuera de borda de 40 HP
5-Velero de 28 pies de fabricación propia de fibra de vidrio 3 velas con paneles solares baterías y motor eléctrico sistema hibrido creación y diseño propio con tráiler.
6-Lancha de aluminio con motor fuera de borda Johnson de 9 HP con tráiler.


Equipos y menaje:
Tanques de buceo: 6-pares con relojes, arnés y aletas
6 mascaras y 6 snorkels
Chalecos salvavidas: 24
Rollos de fibra de vidrio 2 rollos para reparación de embarcaciones.
Soldadora eléctrica, Compresor, Canias de pescar: 10 juegos con carretes y muestras
Resina, epoxi, 6 galones de cada tipo.
Tanques de agua 2 plastico, eje de motor de bote, propeler, brújula
2 maletas grandes,3 maderas talladas cama, convertidor de 110 v a 12 v
Convertidor de 12v a 110v caja de papeles para archivar printer HP
guitarra con funda, maletin mochila, cables de soldadora, manguera de compresor
7 cajas de libros y revistas. Bicicleta, escalera de bote, rack de motor, galoneras. Cuadros, 8 archivadores, maletines, ropa.
Motor Tohatsu 40hp
Motor de 9hp fuera de borda
6 paneles solares
Motor electrico fuera de borda


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Domingo, 11 de febrero de 2007       
EL COMERCIO

Las islas Pachacámac pueden ser parte del ecoturismo en el sur de la ciudad



Colonia de 300 pingüinos se refugia a dos kilómetros de la playa San Pedro. Inclusión de islas como áreas naturales protegidas permitirán un manejo sostenible
Por Fabiola Torres López
Desde la carretera Panamericana Sur, miles de limeños las divisan como la silueta de una descomunal ballena que emerge del mar. Sin embargo, pocos saben que esas islas, ubicadas a solo dos kilómetros de la costa, frente a playa San Pedro, poseen no solo una historia que se sustenta en un mito inca, sino que representan uno de los refugios más importantes de la fauna marina, en especial del amenazado pingüino de Humboldt.
Con las condiciones favorables del mar y el viento, un equipo periodístico de este Diario recorrió esta semana las islas Pachacámac o también llamadas Cavillaca, en una expedición del Grupo de Emprendimientos Ambientales (GEA ) y la Asociación de Pescadores Artesanales San Pedro de Punta Hermosa. El objetivo era evaluar su situación ambiental y su potencial turístico.
Aquella mañana, a mitad del recorrido en tres botes desde la caleta de la playa El Silencio, tímidos pingüinos de Humboldt, sumergidos en un mar quieto, nos dieron la primera señal de su importante presencia en las islas. El Instituto Nacional de Recursos Naturales (Inrena) contabilizó en su censo del año pasado 3.490 pingüinos de Humboldt en 21 localidades de nuestro litoral y 300 de ellos se encuentran en las islas de Pachacámac, una de las colonias más importantes luego de Punta San Juan y San Juanito en Marcona (Ica). Esa especie, pese a la presión de la pesca indiscriminada , ha crecido hasta en 40% en los últimos cuatro años.
Mientras los botes fueron rodeando las islas, acompañados por juguetonas bandadas de guanayes, gaviotas y zarcillos, apareció ante nuestros ojos una maravillosa escena que reafirmó los alentadores indicadores del Inrena: como si se tratara de una catedral de pechitos blancos, cientos de pingüinos, algunos con sus crías, descansaban en una cueva que era iluminada por un haz de luz que ingresaba por una abertura natural.
ECOTURISMO E HISTORIA
La inclusión de las 34 islas y puntas guaneras en el Sistema Nacional de Areas Naturales Protegidas por el Estado (un proceso que se encuentra en marcha tras la promulgación de la Ley 28793 en junio pasado) da a nuestro país la oportunidad de establecer su uso sostenible y mejorar la conservación de esas reservas de fauna marina. Así, el desarrollo del ecoturismo en las islas se vislumbra como una gran alternativa.
Las islas de Pachacámac pueden incorporarse al circuito ecoturístico que tiene el valle de Lurín. Su vinculación con el Santuario de Pachacámac se evidencia desde las épocas prehispánicas a través del conocido mito de Cavillaca y Cuniraya. "Su rol en la creación de la fertilidad del valle, su ubicación estratégica y participación como un activo ambiental para Lima Metropolitana se suman a ello", señala Diego Guevara, coordinador de Gestión Territorial y Patrimonio del GEA.
En el mito aparecido en los escritos del siglo XVII del extirpador de idolatrías, Francisco de Ávila, las islas son la bella princesa Cavillaca y su hijo, quienes huyeron al mar cuando ella descubrió que había engendrado un bebe de un mendigo, que en realidad era el dios Cuniraya-Huiracocha. Él nunca pudo alcanzar a su amada para mostrarle su verdadera identidad.
Aunque según la leyenda se formaron dos islas, Pachacámac está formada por un número mayor. La principal, la isla Pachacámac, es la más grande. La segunda en dimensión es conocida como el islote San Francisco. En medio de ambas emerge el peñasco El Sauce. Hacia el norte de este conjunto se ubica La Viuda, un pequeño islote que aparece cuando el oleaje y la marea terminan por descubrirla. Hacia el sur se encuentran unos peñascos menores que salen a la superficie y que se los conoce como los farallones.
INTEGRAR LAS ISLAS
Junto a los pescadores artesanales de San Pedro de Punta Hermosa, el Grupo de Emprendimientos Ambientales plantea el desarrollo de un destino turístico marino-costero que promueva la valorización de la biodiversidad marina, la corresponsabilidad de las instituciones en su conservación y su articulación a los circuitos turísticos del valle de Lurín.
Los pescadores Román Ruiz y Agustín del Mar, participantes del proyecto, tienen la disposición de que los miembros de su asociación sean capacitados para el establecimiento de un servicio turístico. Además, la inversión en infraestructura básica es necesaria: la implementación de un embarcadero, la recuperación del muelle de la isla y la adquisición de embarcaciones idóneas para el servicio.
La bióloga Patricia Majluf, del consorcio Biomar, indica que todas esas posibilidades pueden discutirse dentro de un plan de manejo del uso sostenible de las islas y puntas, que será el segundo paso tras su inclusión dentro del Sistema Nacional de Áreas Naturales Protegidas. Actualmente, esta reserva es administrada por la empresa estatal de guano Pro Abonos, que ha puesto un guardián en la isla. Sin embargo, la biodiversidad marina en las islas Pachacámac --que contempla familias de lobos y nutrias marinas, aves guaneras, cuarenta tipos de peces y dieciocho de moluscos-- se ha conservado en parte a la presencia de la estación marina de la Facultad de Oceanografía e Ingeniería Pesquera de la Universidad Nacional Federico Villarreal. Las constantes investigaciones de sus profesionales permiten seguir la evolución del ecosistema.
Ricardo Ghersi, responsable de la estación marina, afirma que el ecoturismo costero --siempre que sea de calidad y planificado-- puede no solo desarrollarse a nivel local, sino como una actividad que enganche a investigadores y turistas extranjeros interesados en conocer las profundidades submarinas de nuestro litoral, pero que actualmente no tienen una oferta responsable para hacerlo. La Universidad Federico Villarreal tiene interés en impulsar ello.
Hasta ahora, las islas Ballestas y Palomino son las únicas que desarrollan un ecoturismo formal. Solo en la primera, esta actividad contribuye con un monto anual promedio de siete a nueve millones de dólares a la economía de Pisco, según un estudio de Biomar. Una gestión responsable y regulada podría abrir el turismo en las islas Pachacámac, un paraíso natural que aún estando tan cerca de la ciudad es desconocido. El turismo no tendría que ser incompatible con la conservación.






¿QUIÉN ERA EL DIOS PACHACAMAC?

Los cronistas españoles del siglo XVI coinciden en afirmar que Pachacamac (“el hacedor del mundo”) era la divinidad más importante de la costa peruana. A su templo acudían numerosos fieles y sus ofrendas llenaban los extensos depósitos del santuario. Parece que gran parte de su prestigio se debía a sus oráculos y vaticinios que eran consultados desde tierras muy lejanas.

Antes de la conquista de los incas, esta zona, ubicada entre los ríos Lurín y Rímac, era habitada por el grupo étnico conocido como Ychma y es posible que adorara al ídolo principal con ese nombre. Luego, estas poblaciones fueron incorporadas al Tawantinsuyo durante el gobierno del inca Túpac Yupanqui. Cuentan las crónicas que la conquista del centro ceremonial tuvo el carácter de una peregrinación y, durante 40 días, el Inca ayunó antes de “hablar” con la divinidad. Con la conquista de los cuzqueños, se produjo el cambio de nombre del curacazgo como del mismo ídolo que desde entonces pasó a llamarse Pachacamac. Otra medida ordenada por el inca fue la construcción de un templo en honor al Sol, más alto e imponente que el dedicado a Pachacamac, que hasta hoy podemos apreciar.


EL SANTUARIO

El Templo del Sol, construido por los incas, se encuentra en la parte más alta de la ciudadela. Un estrecho pasaje con grandes paredes de piedra lo lleva al visitante hasta la terraza. Bajando se llega a un lugar que está frente al mar. Esta parte, que pertenece al Templo del Sol, conserva sus hornacinas que, a primera vista, parecen asientos, pero, según algunos arqueólogos, era para poner los ídolos de sus dioses y, luego, celebrar un ritual. Pero la parte más sugerente o vistosa, la constituye el Acllawasi, que se restauró en los tiempos que Tello trabajó en la ciudadela (década de 1940). En él apreciamos corredores de adobe y tierra, un patio enorme, una construcción de dos pisos, rodeada de cuatro puquiales, que dan una idea de lo majestuosos que habría sido en su época este "Palacio de las Escogidas". Allí vivían, por ejemplo, hijas de curacas, ejercitándose en labores de artesanía, de tejido, preparación de chicha, etc. En ella estaba terminantemente prohibido el ingreso de hombres. En el edifico había una especie de ventanas, que los arqueólogos llaman "ventanas ciegas". Son 28, justamente las que rigen el calendario lunar inca, que tiene 28 días.

La ciudadela tiene, aproximadamente, 200 hectáreas. Pero en las últimas décadas ha sufrido invasiones, que han comprometido parte del cementerio. Ahora hay un juicio pero los pobladores no entienden. Dicen que necesitan vivir y, por lo visto, lamentablemente, no les interesa el monumento arqueológico.


EL PRIMER ESPAÑOL EN PACHACAMAC


El primer español en visitar el templo de Pachacamac fue Hernando Pizarro, hermano del conquistador del Perú. Cuenta la historia que, por petición de Atahualpa, quien deseaba acelerar la llegada de oro para pagar su Rescate, Francisco Pizarro decidió enviar a su hermano Hernando a la “mezquita” de Pachacamac a recoger todo el tesoro que pudiera existir. Lo acompañaban en la expedición 14 jinetes, 9 peones y un número indeterminado de indios cargadores.

En el santuario estaba el famoso oráculo o ídolo, que los españoles creían que era de oro. Por ello, Hernando, al llegar, trepó con su caballo las escalinatas del templo y se llevó el gran chasco de su vida cuando vio que sólo era de madera. Molesto, tomó la estatuilla y, ante la vista de todos los indios, la pateó por los aires y ésta terminó rodando hasta la base del templo piramidal. Los indios, pasmados con la escena, pensaron que Hernando era también un dios y le alcanzaron todo el oro de las poblaciones vecinas. Hay testimonios que cuentan que tanto oro recogió el hermano del conquistador que los caballos usaron herraduras y clavos de oro para su regreso a Cajamarca. Todo esto ocurría en febrero de 1533.


PACHACAMAC Y LA FUNDACIÓN DE LIMA

Cuando Pizarro no estaba seguro del éxito de Jauja como capital del Perú, bajó hasta la costa para ubicar un lugar adecuado para fundar, de una vez por todas, la sede de su gobernación. Llegó con una expedición hasta Pachacamac y envió a 3 soldados a divisar el nuevo lugar. Era enero de 1535. Ellos fueron Ruy Díaz, Juan Tello y Alonso Martín de Don Benito quienes, partiendo del santuario, cruzaron del cerro Lomo de Corvina (frente a Conchan) y llegaron al “Valle de las Pirámides” (el Rímac), el mayor de todos los conocidos de la costa. Era el sitio ideal. Como anota el historiador José Antonio del Busto, “Pizarro escuchó atento, ese 12 de febrero de 1535, el parecer de los veteranos soldados, y teniéndolo por favor de los Santos Reyes –en cuya fiesta salieron los tres jinetes a explorar-, determinó poner a la nueva capital bajo la advocación de estos tres regios patrones”. En efecto, la Ciudad de los Reyes (en honor a los Reyes Magos) se fundó el 18 de enero de 1535, un lunes por la mañana.

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