Por Romina Mella y Gustavo Gorriti.-
Hasta ahora, el histórico caso Lava Jato –la más grande investigación anti-corrupción que se haya realizado en Brasil y en Latinoamérica– desarrolló su veloz avance, espectaculares acciones, apabullantes hallazgos en portugués en Brasil.
Pero a la vez, Lava Jato es fundamentalmente cosmopolita y especialmente latinoamericano. Las grandes corporaciones brasileñas imputadas en el caso realizaron gran parte de sus negocios fuera de Brasil, sobre todo en Latinoamérica; y perpetraron, según inequívocos indicadores, similares actos de corrupción a los cometidos en Brasil.
Asimismo, el masivo proceso de lavado de dinero para ocultar el pago de sobornos y la identidad de los coimeados se realizó a través del mundo entero. Para investigarlo exitosamente la cooperación internacional fue y será fundamental.
Los datos que aportaron, por ejemplo, los fiscales suizos Stefan Lenz y Luc Leimgruber a través de su propia investigación en julio del año pasado, fueron decisivos para completar con claridad irrefutable la descripción del esquema de lavado de dinero con el que Odebrecht pagó coimas a varios funcionarios de Petrobras.
Contrariamente, la negativa de la procuradora panameña Kenia Porcell a colaborar con los fiscales anticorrupción brasileños retrasó la investigación en general y no solo en el crucial eslabón del proceso de lavado que se encuentra bajo su jurisdicción.
Por esas y varias otras razones, la investigación sobre el caso Lava Jato está mucho más atrasada en la Latinoamérica hispanoparlante que en Brasil. Y eso pese a poderosos indicios que apuntan a considerables casos de corrupción en los más altos niveles de varias naciones, comparables si no mayores en escala a los que se han probado en Brasil.
Eso empieza a cambiar. Los Panama Papers están transformando velozmente la ecología de la lucha anti-corrupción en el mundo y especialmente en Latinoamérica.
Y la investigación que publicamos hoy marca un hito importante en el Perú en el paso de los indicios a los datos duros sobre la corrupción vinculada en este caso con Odebrecht –la más importante de las corporaciones brasileñas imputadas en Lava Jato– en nuestro país.
Esta investigación ha sido posible gracias a la estrecha colaboración de IDL-R con La Prensa de Panamá en el caso Lava Jato. También han ayudado significativamente colegas de otros países.
¿Cómo movió Odebrecht dinero desde sus offshores (las propias y las alquiladas) hacia y desde el Perú? ¿Cuándo lo hizo, a través de quiénes?
Aquí, en esta investigación exclusiva de IDL-Reporteros, empezamos a darles la respuesta.
Lavandería nacional
El 16 de abril de 2007, la hoy muy notoria pero entonces desconocida offshore panameña,Constructora Internacional del Sur, realizó una transferencia de dinero a una todavía más desconocida compañía peruana: Constructora Área SAC. ¿El monto? 150 mil dólares.
Constructora Internacional del Sur, como recordarán, había sido creada poco antes, el 11 de octubre de 2006, en Panamá. La compañía que la controlaba estaba vinculada con el corredor de autos Ernesto Chong Coronado y con el muy notorio colombiano David Murcia, un “capo de las pirámides financieras” en Colombia que eventualmente se refugió en Panamá.
El 2009, Constructora Internacional del Sur tuvo un cambio fundamental cuando pasó al control formal [como ‘Agente Residente’] de Francisco (‘Frankie’) Martinelli, primo del entonces reciente presidente panameño Ricardo Martinelli. Como ya se ha revelado [ver‘Cómo Odebrecht lavó sobornos’], a partir de ese momento y en un período muy corto, Constructora Internacional del Sur recibió más de 47 millones de dólares de dos compañíasoffshore que pertenecen a Odebrecht: Smith & Nash Engineering Company Inc y Golac Project and Construction Corp.
Ese año, 2009, Constructora Internacional del Sur depositó directamente más de tres millones de dólares en las cuentas europeas (a través de offshorespanameñas) como soborno a tres corruptos ex altos funcionarios de Petrobras: Paulo Roberto Costa, Renato Duque y Pedro Barusco.
Pero en 2007, Constructora Internacional del Sur estaba todavía controlada por Chong Coronado y por Murcia, el colombiano de las pirámides financieras. Y ya tenía relación con, por lo menos, el lado oscuro de Odebrecht. (Ver: ‘Pagos panameños‘)
La transferencia por 150 mil dólares no fue la primera recibida por la misteriosa Constructora Área SAC.
Dos meses antes, el 7 de febrero de 2007, el consorcio IIRSA Norte (formado por las empresas Graña y Montero, Andrade Gutierrez y Odebrecht) transfirió 759 mil dólares a Constructora Área.
Lo interesante es lo que pasó con el dinero en ambos casos.
Los más de 900 mil dólares de ambas transferencias fueron cobrados en gran medida en efectivo por tres personas: María Isabel Carmona Bernasconi, Jorge Salinas Coaguila y Marcionila Cardoso Pardo.
Una parte menor fue depositada en una compañía de nombre sugerente: Dominatrix Limited; otra en una ‘Casa de Cambios La Moneda SAC’ y una tercera retornada a Constructora Área.
Ese fue el comienzo de un animado 2007, bajo el entonces relativamente nuevo régimen de Alan García, para algunas empresas de nombre o actividades digamos inusuales.
En mayo y junio de ese año, tanto Constructora Internacional del Sur como IIRSA Norte hicieron sendos depósitos a otra compañía: Construmaq SAC. La primera en mayo por más de 115 mil dólares; la segunda, IIRSA Norte, en junio, por un millón y medio de dólares.
La compañía, Construmaq SAC, era nueva, pero la gente que estaba detrás, no tanto. Había dos nombres conocidos: María Isabel Carmona y Jorge Salinas, y uno nuevo: Gonzalo Monteverde Bussalleu.
Hubo otra novedad: Del un millón 700 mil dólares depositados, Gonzalo Monteverde cobró 300 mil dólares; María Isabel Carmona alrededor de 100 mil y Jorge Salinas algo más de un millón de dólares. Carmona y Salinas depositaron cerca de 840 mil dólares en la ya conocida Dominatrix, y este último (Salinas) hizo otro depósito por más de 200 mil dólares en la también conocida Casa de Cambios La Moneda.
De lo depositado en Dominatrix, cerca de 850 mil fueron reenviados fuera del país, a una cuenta del Trend Bank Ltd de Brasil en el First Caribbean International Bank, de Barbados, que tiene como beneficiaria final a la offshorepanameña Balmer Holding Assets Ltd, cuyo agente residente es nada menos, que Mossack Fonseca.
En este caso, el Perú resultó un punto intermedio en el proceso de movimiento de dinero para un destinatario final: la persona que controla Balmer Holding Assets. Pero el beneficiario resultó lo suficientemente astuto como para proteger su identidad con acciones al portador.
Sin embargo hay un detalle importante: IIRSA Norte aportó las sumas más grandes, lo cual –no siendo como en otros casos, una offshore– indica una relación directa del consorcio con el pago.
¿Eso fue todo? No, ni mucho menos.
Operadores limeños
En julio y agosto de 2007, IIRSA Norte sola hizo dos pagos a Constructora Área SAC por casi 2 millones y medio de dólares. Jorge Salinas Coaguila cobró 1 millón y medio de esa suma y, mediante depósitos en Dominatrix y Casa de Cambios La Moneda, la reenvió a la cuenta de Balmer Holding Assets en Barbados. Hubo también depósitos directos de Constructora Área a Casa de Cambios La Moneda.
Poco antes, IIRSA Norte había transferido casi un millón 500 mil dólares a Constructora Área luego que otra offshore notoria de Odebrecht: Klienfeld Services le transfiriera algo menos de 120 mil dólares a Constructora Área. Klienfeld Services es la otra offshore controlada por Odebrecht, que fue empleada –igual que Constructora Internacional del Sur– en la penúltima etapa del lavado de dinero destinado a sobornos a funcionarios corruptos. El 2009 Klienfeld depositó dinero para coimas en las cuentas offshore de Paulo Roberto Costa, Pedro Barusco y Renato Duque por cerca de tres millones de dólares. Su papel, de compañía transmisora de dinero para sobornos quedó completamente acreditado en ese caso.
Algo más de un millón 300 mil dólares fueron transferidos a Allamanda Ventures, que después los despachó a Balmer Holding Assets, en Barbados. Aparte de eso, Gonzalo Monteverde cobró poco más de 44 mil dólares y otra persona: Eduardo Bull Piccone,cobró más de 32 mil dólares.
En septiembre de 2007, IIRSA Norte transfirió casi un millón 900 mil dólares a Constructora Área SAC, la que a través de Jorge Salinas Coaguila depositó alrededor de 950 mil dólares en Dominatrix, de donde transfirió cerca de 590 mil dólares a la cuenta de Balmer, en Barbados.
En octubre de 2007, IIRSA Norte hizo un depósito a Constructora Área por casi 1 millón 600 mil dólares. Algo más de 600 mil fueron depositados en Allamanda Ventures, constituida en Miami y registrada en Lima. Su apoderado es una persona que ya hemos visto: Gonzalo Monteverde.
Ese mes, sin embargo, Jorge Salinas Coaguila fue quien hizo la mayor parte de movimientos del dinero entre diversas cuentas y sociedades. De Constructora Área a Dominatrix y de ahí (algo más de 600 mil dólares) a Balmer, en Barbados.
Ese octubre, Allamanda Ventures hizo otro envío por 400 mil dólares a Balmer. El dinero provino también de IIRSA Norte.
En noviembre de 2007, IIRSA Norte hizo otra transferencia a Constructora Área por casi un millón 400 mil dólares. De ahí, tanto María Isabel Carmona como Jorge Salinas Coaguila hicieron varios retiros, transfirieron dinero a Dominatrix y Casa de Cambios La Moneda. Finalmente, desde Dominatrix enviaron más de un millón de dólares a Balmer, en Barbados.
En diciembre de 2007, ya no fue siquiera IIRSA Norte sino la propia Odebrecht la que transfirió más de 420 mil dólares a Constructora Área. Luego de hacer transferencias por más de 300 mil a Casa de Cambios La Moneda, tanto Gonzalo Monteverde como María Isabel Carmona cobraron cada uno poco más de 98 mil dólares. Jorge Salinas Coaguila, por su parte, cobró más de 148 mil dólares en efectivo.
En total, IIRSA Norte transfirió alrededor de 11 millones de dólares en 2007 a Constructora Área y Construmaq SAC. Odebrecht, cerca de 430 mil dólares a la primera. Constructora Internacional del Sur, cerca de 270 mil; y Klienfeld Services, más de 110 mil dólares. Eso da un total aproximado de 11 millones 740 mil dólares. De ese monto, casi siete millones de dólares fueron transferidos al extranjero, a la cuenta offshore de Balmer, en Barbados.
Eso se hizo mediante transferencias desde las otras compañías del mismo grupo: Allamanda Ventures, Dominatrix y Casa de Cambios la Moneda, sobre todo.
Ya hemos visto los nombres que se repiten en las transacciones: Jorge Salinas Coaguila, Gonzalo Monteverde, María Isabel Carmona, Marcionila Cardoso Pardo.
¿Y las compañías, quiénes están detrás de ellas? La respuesta es previsible.
Allamanda Ventures fue constituida en Miami e inscrita en Perú en 1997. Se le dio de ‘baja de oficio’ en 2010.
Constructora Área se constituyó en 2002 y empezó a trabajar en 2005. Sus socios fundadores son Allamanda Ventures (es decir, Gonzalo Monteverde) y María Isabel Carmona. Fue declarada en quiebra el 2013. Su capital inicial fue de 2 mil soles.
Dominatrix Limited, cuyo director es un Raúl Valdés, que figura en la base de datos Mossack Fonseca como representante de varias otras sociedades offshore, otorgó un poder especial a María Isabel Carmona.
Gonzalo Monteverde es socio o apoderado de 43 compañías de todo tipo y para todo uso.
María Isabel Carmona tiene más de 35 compañías vinculadas a ella, según Registros Públicos. Curiosamente, varias son cementerios.
Monteverde, Carmona, Salinas Coaguila y Marcionila Cardoso Pardo tienen otra cosa en común: Los cuatro son investigados por la 17 Fiscalía Penal Provincial de Lima, por Lavado de Activos.
IDL-Reporteros hizo esfuerzos reiterados por contactar a Monteverde, Carmona, Salinas yCardoso en sus direcciones y a través de socios o familiares. Decidieron no responder.
¿Por qué?
Esa es la pregunta fundamental en esta historia. ¿Por qué Odebrecht, en forma directa o a través de sus offshores, o en el consorcio que dominaba, entregó millones de dólares a estas personas y a sus compañías de antecedentes accidentados y capitales diminutos?
Y en este caso concreto, ¿Por qué lo hicieron los otros miembros del consorcio IIRSA Norte, Andrade Gutierrez y Graña y Montero?
Todo indica que fue para esconder el dinero y hacerlo llegar a destinatarios cuyos nombres debían mantenerse secretos.
La misma mecánica, con la participación de por lo menos dos de los actores en esta historia (Constructora Internacional del Sur y Klienfeld) se utilizó para hacer llegar sobornos a los altos ejecutivos de Petrobras, en un proceso de lavado que fue descubierto al 100 por ciento y descrito con toda precisión en la investigación de Lava Jato: la ruta del dinero, desde Odebrecht, pasando por varias etapas de offshores hasta llegar a las de los corruptos.
Pero en este caso, ¿por qué IIRSA Norte hizo esas transferencias, que terminaron mayoritariamente en una cuenta en Barbados y, en muchos otros casos dentro del Perú, en dinero al contado que luego desapareció?
El Consorcio IIRSA Norte ganó la concesión de la obra en el último año del gobierno de Toledo en forma controvertida, que provocó inequívocas objeciones de la Contraloría.
La construcción vial en IIRSA Norte sí se hizo durante el gobierno de García. Su costo inicial, el contratado por 258 millones de dólares, se incrementó, con reformas y añadidos, a 510 millones de dólares de monto pagado. El 98% más de lo contratado.
Las transferencias al lado oscuro del flujo monetario se dieron durante el proceso de construcción de IIRSA Norte. En esta nota, solo hemos examinado el 2007. Luego, como veremos en otras entregas, circuló más dinero por las trastiendas de lavado.
¿Quién recibió la plata en Balmer Holding Assets? La respuesta está por ahora, pero no por mucho tiempo más, en Barbados.
Aquí, el conocimiento principal descansa, por supuesto, en el líder del consorcio, Odebrecht. Sus funcionarios han dejado saber que no van a hablar, por lo menos hasta que en Brasil decidan cooperar con las autoridades. Algo similar sucede con Andrade Gutierrez. Su presidente y el de Odebrecht fueron encarcelados el mismo día.
Eso nos deja a Graña y Montero, a quienes es difícil suponer que les pasara inadvertido el traslado de más de 10 millones de dólares en un año. Usualmente, los costos se comparten. Esos, los del dinero que no se confiesa, a menos que sea descubierto, también.
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