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Friday, June 14, 2013

Rodrigo Franco entraba en la historia como un héroe civil en la nefasta guerra sucia del terrorismo.

Comando Rodrigo Franco en el banquillo de los acusadosLeído436veces
Sábado, 18 de Mayo de 2013 00:00
(Videos)Proceso oral contra exministro aprista, Agustín Mantilla empieza el 27 de mayo
Después de 24 años de los asesinatos perpetrados contra los dirigentes mineros, Saúl Cantoral Huamaní y Consuelo García Santa Cruz, el ex ministro del Interior del primer régimen aprista, Agustín Mantilla, se sentará en el banquillo de los acusados, en un proceso espinoso donde el fiscal superior, Luis Landa Burgos,  demanda una pena de 25 años de prisión y el pago de 200 mil soles de reparación.
Agustín Mantilla, otra vez en el candelero
Agustín Mantilla, otra vez en el candelero
Pero en esta oportunidad, no solo estará en el candelero el controvertido exministro Mantilla, sino el esclarecimiento de otro capítulo nefasto de la guerra sucia: la existencia del Comando Rodrigo Franco, grupo  de aniquilamiento que habría precedido al Grupo Colina, de la dictadura fujimorista, en la macabra práctica de las “desapariciones”, es decir secuestros, torturas y ejecuciones extrajudiciales.
Por esta razón, el Ministerio Público también acusa a Mantilla por la presunta ejecución extrajudicial de los estudiantes Luis Miguel Pasache Vidal y Javier Porta Solano, así como del abogado Manuel Febres Flores, los que considera  crímenes de lesa humanidad.
El mar de fondo en este proceso es que, por primera vez llegará a las audiencias públicas de un proceso oral, el llamado Comando Rodrigo Franco, ojo de la tormenta en una cadena de crímenes sin resolver pero que, hasta el momento, dormía en los  archivos judiciales.
El quid del asunto es la verificación de testimonios y pruebas presentadas por la fiscalía que la defensa de los inculpados califica de inconsistente y basada en especulaciones.
Además de Mantilla, también están procesados  presuntos miembros del comando Rodrigo Franco, entre los que figuran Franco Jesús Ríos (alias ‘Chito Ríos’), Jorge Huamán, Enrique Melgar y Carlos Farfán.
Todos ellos  se encuentran  en libertad hasta el momento por lo que, en el proceso judicial que se avecina, deberá dilucidarse si son pasibles de un proceso criminal o se archiva nuevamente el caso porn falta de pruebas.

Pero, entre las luces y sombras de las investigaciones, lo cierto es que por primera vez el Comando Rodrigo Franco se encontrará bajo la lupa de los magistrados, en el banquillo de los acusados.

Muerte de Rodrigo Franco

Rodrigo Franco
Rodrigo Franco
Los integrantes de este presunto comando de aniquilamiento tomaron el nombre del expresidente del Directorio de la Empresa Nacional de Comercialización de Insumos (ENCI), Rodrigo Franco Montes, asesinado por los terroristas el 28 de agosto de 1987 cuando llegó con su familia a su hacienda “La Era” en Ñaña, Chaclacayo.
Tras dos explosiones,  los atacantes hicieron detonar una carga de dinamita en la puerta de la habitación donde se encontraba Franco refugiado con su familia y las empleadas-
-Sal Rodrigo o matamos a tu familia- gritaron los asesinos.
- A mis hijos no- respondió al salir, pese a los ruegos de sus familiares.
La viuda María Cecilia Laura Martínez del Solar Salgado declaró: “…él abrió la puerta, la única puerta que estaba cerrada, fue ametrallado inmediatamente. Y, después de unos segundos, oímos que una voz contaba hasta tres, mientras daba tiros. Tres tiros se dieron. Volvió a hacerse el silencio y en breves segundos que para mí fueron muy largos…”.
Rodrigo Franco entraba en la historia como un héroe civil en la nefasta guerra sucia del terrorismo.
Su nombre fue mancillado sin embargo, por  los presuntos miembros de un comando paramilitar para “justificar” sus crímenes, macabro ejemplo que en 1990 seguiría el psicópata mayor EP (r) Santiago Martin Rivas bautizando su escuadrón de la muerte con el nombre del grupo Colina.

Matanza de dirigentes

En 1988, se había librado una de las huelgas mineras más contundentes y prolongadas encabezadas por Saúl Cantoral, exigiendo el derecho al Pliego Nacional que los  empresarios y el gobierno se negaban aceptar desde años atrás  aduciendo , en ese entonces que los precios del oro, plata, cobre, hierro, etc  en el mercado internacional: oro, plata, cobre, hierro, etc. eran únicos.
En 1989, Saúl Cantoral era secretario general de la Federación de Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Siderúrgicos del Perú mientras que Consuelo García era fundadora de una organización social que ayudaba a las mujeres de los mineros.
El 13 de febrero de ese año, ambos se encontraron en el local de esa federación, en el Centro de Lima, y se dirigieron a la casa de una amiga de ella en Breña. Ambos salieron a las 8:10 pm, y fue la última vez que se les vio con vida.
Tres horas después, una patrulla policial encontró sus cuerpos en un parque de San Juan de Lurigancho.
Cantoral había recibido cinco balazos, en el corazón, pulmón derecho, mandíbula, nuca y en la espalda.
García presentaba “estallamiento de cráneo”. Luego, se supo que recibió dos balazos en la cabeza.
En un primer momento, se sindicó a Sendero Luminoso, el MRTA, o los paramilitares del llamado comando Rodrigo Franco.
El MRTA fue descartado porque no había asesinado dirigentes sindicales y la dirigencia de la Federación de Trabajadores Mineros y Metralùrgicos del Perú, FNTMMSP , considerò que una ejecución de Sendero Luminoso no concordaba con los antecedentes.
De acuerdo a los dirigentes gremiales y allegados, Cantoral había recibido amenazas de muerte del Comando Rodrigo Franco varias veces, y él mismo había denunciado haber sido secuestrado dos veces por miembros de este comando, por lo que se encontraba en la “lista negra” de los paramilitares.

Aparecen los testigos

Al igual que en el Gruoo Colina, los entretelones del comando Rodrigo García Franco salieron a la luz pública por los testimonios de sus mismos integrantes, como el caso del exagente, Miguel Exebio Reyes,  que reveló aristas desconocidas  a Agenciaperu.com conversó en dos oportunidades.
A continuación reproducimos textualmente el informe publicado por César Hildebrandt Chávez:

PRIMER CONTACTO: AGOSTO 1986

¿Cómo conoce usted al Chito Ríos?
Resulta que un día vine yo a Ferreñafe y nos encontramos en el bar Oasis y él sabia la situación que había vivido yo en La Marina.
(N. de R.:Según información oficial de la Marina de Guerra del Perú, Miguel Exebio Reyes tiene el grado de grumete, e ingresó a esta institución armada el primero de setiembre de 1977. Fue dado de baja por medida disciplinaria en agosto de 1987, casi un año después de contactar con el chito.)
Miguel Exebio Reyes, confesó haber sido agente del Comando Rodrigo Franco (Foto La República)
EXEBIO: Me vio y se identificó con un documento verde, que era del ministerio del Interior. Me dijo que trabajaba con Agustín Mantilla y que quería que haga notas informativas, seguimientos, tú sabes hacer todo eso.
Pero, ¿por qué lo recluto a usted?
Porque éramos paisanos de Ferreñafe.
Vine acá, a Lima, me llevó a comer y me dijo que iba a hacer trabajos de inteligencia. Esos trabajos eran para el general Luque Freyre, el director de Inteligencia en esa Época. Chito coordinaba con él, quien a su vez coordinaba con Agustín Mantilla, que en ese tiempo era viceministro del Interior.
Era un grupo de inteligencia que tenia varios grupos de trabajo, unos encargados de la cuestión logística, otros de la cuestión de inteligencia, un grupo de aniquilamiento comandado por Jorge Huamán Alacute, un ex policía que preparaba a su gente en Masamari, en Huancayo.
Jorge Huamán Alacute era miembro de la Fuerza de Operaciones Especiales de la Marina de Guerra del Perú. En la organización del comando Rodrigo Franco, era el jefe del escuadrón de aniquilamiento.
En su testimonio, este personaje afirma que algunos dirigentes apristas eran identificados con nombre en clave


Según el testimonio de un desertor del comando Rodrigo franco, publicado en la revista OIGA en setiembre de 1989, Agustín Mantilla le regaló el garage de esta casa a un amigo suyo quien construyó la pollería Tic Tac.

La fachada de este restaurante y de la casa en donde se alojaban los paramilitares fueron pintadas con los mismos colores: con rayas azules, blancas, rojas y marrones. Así, nadie dudaba de que ambos locales eran uno solo y fue fácil despistar a los curiosos.
EXEBIO: Los que vivíamos en la casa éramos Carlos Urbina, un muchacho de Chimbote; Enrique Melgar Moscoso, uno de Huancayo; el que habla y un muchacho llamado Alfredo, que era el que nos cocinaba y que también atendía a Mantilla. Chito Ríos para ahí toda la semana. En la habitación de arriba dormíamos el Chito y yo, y abajo el resto".

¿Que hacia usted?
Labores de inteligencia, seguimientos. Por decir: la situación política de las universidades de Arequipa; la situación en Tingo Maria, en Huancayo, en Lima. Sólo seguimiento. Después, con esa información se analizaba, se procesaba y se aniquilaba.
La guerra era contra Sendero Luminoso y el MRTA. La infiltración senderista en las universidades era espantosa. Pero para esos trabajos nos daban un carné universitario. Nos daban de acuerdo a los trabajos que hacíamos. Una vez me fui a Cotahuasi como ingeniero con carné y todo lo demás. Había un muchacho que hacia las falsificaciones por computadora.
Mi función era de inteligencia, seguimientos contra grupos sediciosos, por ejemplo Martha Huatay Ruiz, que tenía su estudio en el jirón Carabaya, por el Banco Amazónico. Ese fue uno los casos.
Marta Huatay fue presidenta de la asociación de abogados democráticos. Estaba en la mira por sus declaraciones contra Alan García acusándolo de genocida y fascista. Dos días antes de matarla, el plan abortó y Martha Huatay pudo refugiarse en la clandestinidad.
EXEBIO: Coordinábamos con gente de la policía y del Ejercito, sobre en unas acciones que hacíamos en Puno, como el atentado del abogado de Morote, Febres Flores. Eso lo hizo Huaman Alacute, pero yo no hice el seguimiento.
A veces el Chito decía: "voy a salir de viaje". Se iba a la selva y regresaba a contar cómo habían "chifado" a la gente.

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