Es socialismo del siglo XXI. Ni más ni menos
18.10.2013
10:23 AM
10:23 AM
Calles rotas, avenidas saturadas de huecos, basura por montañas. Aceras agrietadas y con verdaderas trampas para los peatones. Semáforos inservibles. Plazas y parques en abandono. Jardines públicos llenos de porquerías. Muchas zonas sin iluminación suficiente. Criminales desastados. Asesinatos por todas partes. Secuestros sin límite. Extorsión. Justicia amarrada a las patas de la silla de Miraflores. Una Asamblea Nacional que solo legisla para los intereses del régimen y no para el pueblo. Un país con las instituciones totalmente destruidas. Inflación, la más alta del mundo. Inflación en alimentos, la más alta del mundo. Desempleo bestial, disfrazado por maquillaje en estadísticas. Medio país apto para trabajar lanzado a las calles vendiendo cachivaches en pleno ejercicio de la buhonería más descarnada. Buhoneros que asaltan literalmente los abastos para llevarse la mercancía de primera necesidad y revenderla en medio de un tremendo desabastecimiento, en claro reto a la autoridad que no existe y en ejercicio del más salvaje de los capitalismos: el que hace negocios con el hambre de la gente.
Alcaldes y funcionarios de la revolución debidamente alcahueteados en sus robos y asaltos al erario público, hasta que saltan la talanquera. Una nación dirigida y manejada desde Cuba con la aceptación penosa de políticos y militares. Unas reservas internacionales que si acaso aguantan para una semana de importaciones. Una economía deplorable, inestable y pobre. Un control de cambio tan férreo que ha servido para acabar con la producción interna, para enriquecer a los malandros del régimen y para que efectivamente la fuga de divisas sea más violenta que antes. Una economía saturada de bolívares que no sirven para nada, no acepta nadie en el exterior y que dejó de ser fuerte, como decía el difunto, desde hace mucho tiempo. Un bolívar tísico. Un país que depende en un 80% de las importaciones para poder sobrevivir. Un gobierno que acabó con la industria agrícola. Un gobiernito que destruyó al sector privado y dinamitó a las industrias privadas. Un desfile de incapaces que no hacen sino hablar tonterías todo el día en televisión. Un liderazgo flojo y copioneto de otro que ya murió. Más de la mitad de los bolívares que circulan no tienen respaldo en reservas. Un gobierno embustero y manipulador. Un gobierno que basa su autoridad en el fascismo y la represión en el miedo y en el uso de la fuerza.
Colas y más colas para comprar desde jabón hasta leche, desde queso hasta harina, desde mantequilla hasta gasolina. Un gobierno que mete presos a los periodistas por decir lo que todo el mundo ve en las calles. Un gobierno tramposo y groseramente abusador que es capaz de suspender las elecciones, pues también controla al árbitro, si siente que perderá en diciembre. Y va a perder. Hambre y desesperación en los barrios. Penurias y muchas carencias en el exterior. Un gobierno que no ha sido capaz de solucionar la tremenda crisis eléctrica que generó el mismo poder con la robadera y la falta de inversión. Un gobierno que entrega la soberanía y la independencia al mejor postor a cambio de un poquito de solidaridad en sus inmoralidades. Un gobiernito violador de la Constitución y de los Derechos Humanos.
Es el Socialismo del Siglo XXI. Y esto apenas comienza.
Twitter: @ejrl
Alcaldes y funcionarios de la revolución debidamente alcahueteados en sus robos y asaltos al erario público, hasta que saltan la talanquera. Una nación dirigida y manejada desde Cuba con la aceptación penosa de políticos y militares. Unas reservas internacionales que si acaso aguantan para una semana de importaciones. Una economía deplorable, inestable y pobre. Un control de cambio tan férreo que ha servido para acabar con la producción interna, para enriquecer a los malandros del régimen y para que efectivamente la fuga de divisas sea más violenta que antes. Una economía saturada de bolívares que no sirven para nada, no acepta nadie en el exterior y que dejó de ser fuerte, como decía el difunto, desde hace mucho tiempo. Un bolívar tísico. Un país que depende en un 80% de las importaciones para poder sobrevivir. Un gobierno que acabó con la industria agrícola. Un gobiernito que destruyó al sector privado y dinamitó a las industrias privadas. Un desfile de incapaces que no hacen sino hablar tonterías todo el día en televisión. Un liderazgo flojo y copioneto de otro que ya murió. Más de la mitad de los bolívares que circulan no tienen respaldo en reservas. Un gobierno embustero y manipulador. Un gobierno que basa su autoridad en el fascismo y la represión en el miedo y en el uso de la fuerza.
Colas y más colas para comprar desde jabón hasta leche, desde queso hasta harina, desde mantequilla hasta gasolina. Un gobierno que mete presos a los periodistas por decir lo que todo el mundo ve en las calles. Un gobierno tramposo y groseramente abusador que es capaz de suspender las elecciones, pues también controla al árbitro, si siente que perderá en diciembre. Y va a perder. Hambre y desesperación en los barrios. Penurias y muchas carencias en el exterior. Un gobierno que no ha sido capaz de solucionar la tremenda crisis eléctrica que generó el mismo poder con la robadera y la falta de inversión. Un gobierno que entrega la soberanía y la independencia al mejor postor a cambio de un poquito de solidaridad en sus inmoralidades. Un gobiernito violador de la Constitución y de los Derechos Humanos.
Es el Socialismo del Siglo XXI. Y esto apenas comienza.
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