EN ANCASH, AYACUCHO. HUANCAVELICA Y UCAYALI
Sendero Luminoso degolló a más de cien comuneros
- Domingo 2 de julio del 2017 | 11:12 am
También utilizó “burros bomba” para sembrar terror y muerte.
CESAR REATEGUI
En materia de barbarie las huestes de Abimael Guzmán marcan un hito de sangre en la historia de la humanidad. Degollaron a más de un centenar de pobladores andinos con mayor saña que las tropas sarraneas de Solimán II, que en el siglo XV arrancaron las cabezas de los habitantes de Belgrado, Hungría y Bagdad.
La madrugada del 27 de agosto del 1986 cerca de cincuenta senderistas, portando metralletas y filudas guadañas, sitiaron el caserio de Hayhuas, Huanta (Ayacucho), impidiendo la huida de sus pobladores. Se dirigieron a la casa del gobernador Pastor Huamán Reto, hicieron disparos al aire gritando “viva el presidente Gonzalo, viva la guerra popular, muera el APRA” y de inmediato cogieron a la autoridad y lo degollaron.
Minutos antes el comunero Mariano Pujas pidió clemencia para Huamán y fue silenciado de un balazo en la frente. Peor suerte tuvo Adrián Pariona Cusi por alzar su voz de protesta también fue degollado. Una hora después, tras saquear casa por casa antes de abandonar Huayhuas colocaron sobre el cadáver del desdichado gobernador un cartel que decía: “ así mueren las ratas apristas”
Boletines informativos del Departamento de Búsqueda del Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE) señalan que elementos capturados posteriormente declararon que “el presidente Gonzalo conoció al gobernador Huamán y que ordenó su muerte por ser un estorbo para el avance de Sendero Luminoso”.
En realidad estuvo condenado desde el día en que asumió la gobernación porque para Abimael Guzmán los pueblos sin autoridades pasaban a su control sin mayor esfuerzo, afirma José Páez Warton entonces estratega del Comando de Frente Interno (COFI) del Ministerio de Defensa.
Antes de un mes, la noche del 25 de setiembre fueron secuestrados y degollados cuatro trabajadores de la Corporación de Fomento de Ayacucho que vivían en Huamangilla, poblado ubicado entre Huanta y Huamanga y el candidato aprista a la alcaldía de esa localidad, Metodio Cuadros Villena.
Todos fueron sacados a empellones de sus viviendas a punta de golpes y ante los gritos desesperados de sus familiares ejecutados sin piedad. Sus restos cercenados los encontró dos días después una patrulla militar cerca de la represa construida camino a Huanta. Los cráneos desgarrados y carcomidos por las alimañas causaron gran impresión entre los médicos legistas de Huamanga.
Años después la noche del 04 de Enero de 1989 siete comuneros del villorrio de Occollo, Vinchos, ubicado a 75 kilómetros de Huamanga, los genocidas de SL degollaron a siete agricultores. Previamente cerraron su acceso, sacaron a los pobladores y lista en mano llamaron por sus nombres al teniente gobernador, alcalde y regidores. Todos se mantuvieron en silencio, nunca se supo si realmente se encontraban ese día fatal.
Declaraciones hechas por los sobrevivientes que obran en los archivos del SIE señalan que el cabecilla de la banda maoísta ordenó a sus secuaces escoger al azar a las víctimas y degollarlos en medio del grito infernal del resto de los presentes.
“Nadie responde, tendremos que tomar acción con ustedes” fueron sus palabras antes de sentenciar a los campesinos.
Al abandonar el villorrio tomaron a diez adolescentes (hombres y mujeres) menores de quince años les ataron las manos y se los llevaron.
Seis días después, doce campesinos fueron sometidos a un juicio popular y degollados en la localidad de Chungi, La Mar. Las investigaciones realizadas por agentes G-2 del Ejército (Inteligencia) se supo que se hizo en venganza porque un día antes habían sido derrotados en el poblado de Rumichaca a donde ingresaron dando ráfagas de metralleta y gritando vivas al “presidente Gonzalo”
En circunstancia que rociaban gasolina y se disponían a incendiar las viviendas mejor edificadas recibieron un diluvio de piedras que los obligó a parapetase en un granero.
No obstante, en esa batalla de hondas contra armas de fuego murieron heroicamente Aquiles Cárdenas Huilca (28), Guillermo Aspen Allcarima (45), Segundino González Guanacu (48), Modesto Masías Sánchez (55), Adrián Sulca Urbano (38), Celso Quispe Huilca (17) y Cirila López Porcunca (20).
De otro lado, los pobladores lograron capturar a seis senderistas que fueron entregados a una patrulla militar.
Cinco meses después la madrugada del 31 de Junio en el pueblo de Ispico, Huanta corrió la sangre luego que un grupo de terroristas guadaña en mano degolló a cuatro comuneros. Las víctimas fueron identificadas por sus asesinos como enemigos de la “lucha armada” delante de todos los pobladores y tras haber sido señalados por un sujeto que recientemente se había enrolado en Sendero Luminoso.
Esta vez Alejandro Ramos Quispe (33), Ignacio Ochoa Huilca (54), Eliseo Ramos Quispe (18) y Gabriel Sosa Ochoa (14) fueron puestos de rodillas y ejecutados en la plaza principal.
“Así mueren los enemigos y traidores del presidente Gonzalo” advirtió el cabecilla.
Cuando se profundizaron las investigaciones sobre este genocidio quedo demostrado que dicho hecho criminal se produjo porque los dirigentes comunales de esa localidad se oponían a convertirse en una “Base de Apoyo”
El 31 de Octubre de ese mismo año se encontró degollado en su vivienda del pueblo joven Santa Rosa, Huamanga el cadáver del comerciante León Huarcaya Armas (37). En su cuerpo las autoridades hallaron un cartel que decía “así mueren los traidores”.
Agente militares G-2 que le venía aplicando la técnica de Observación, Vigilancia y Seguimiento (OVISE) durante varios meses, encontraron en su dormitorio obras de Karl Max, Lenin y Mao Tse-tung prueba de que ideológicamente era ultra izquierdista. Sin embargo, por declaraciones de algunos estudiantes de la Universidad San Cristóbal de Huamanga que lo frecuentaban se supo que no estaba de acuerdo con los crímenes masivos ordenados por Abimael Guzmán. Asimismo, que “había colaborado con los terrucos entregando medicinas y que decidieron su muerte por negarse a cumplir todas las directivas de Sendero Luminoso, entre ellas comprar dinamitas para realizar atentados”
Entre enero y marzo de 1992 patrullas militares y personal de la División de Ingeniería del Ejército en circunstancia que construían caminos en zonas de difícil acceso y aisladas encontraron restos de más de un centenar de personas en Uchupata, Huacrachucro y LLamellin (Ancash), Cachi, Santa Rosa, Palmapampa, Vilcas Huamán, Paras y San Francisco (Ayacucho), Lircay (Huancavelica), Nuevo Progreso, Aucayacu y Benenillo (Ucayali). Los médicos legistas comprobaron que los restos humanos encontrados habían sido degollados.
ABIMAEL Y ROBESPIERRE
Una vez capturado Guzmán Reynoso, cuando analistas y psicólogos del Frente Interno del SIN le increparon la fiereza con que se degolló a más cien campesinos, tuvo la osadía de compararse con Maximilien de Robespierre. “el incorruptible” (1758 – 94) líder jacobino de la revolución francesa.
“De joven Robespierre tenía repugnancia por la pena de muerte y rechazó la brillante carrera jurídica que se abrió ente él, porque se negaba a conformar un tribunal que habías decretado la pena de muerte. Pero, cuando encabezó la revolución envió a la guillotina a miles de personas antes de caer, bajo la cuchilla”, dijo burlescamente Guzmán.
Y añadió: “Yo también fui enemigo de la pena de muerte, pero a los carneros de las mesnadas había que degollarlos”.
Estudiosos que han investigado a Robespierre llegaron a la conclusión que tenía rasgos esquizoides.
“Burros bomba”
Ni los animales se libraron de la crueldad senderista. El domingo 10 de noviembre de 1985 un asno que llevaba alforjas cargadas de alimentos de pan llevar explotó en la plaza principal de Huanta, causando la muerte de seis personas y dejando quince heridos de gravedad. Así mismo, la onda expansiva lanzo por tierra a numerosas personas y destruyó puertas y ventanas de las edificaciones cercanas.
El atentado ocurrió aproximadamente a las once de la mañana cuando los pobladores como de costumbre se reunían para presenciar el izamiento del pabellón nacional y el desfile de las escoltas escolares de los centros educativos de la localidad.
En esos momentos la acémila que estaba atada a un poste explotó lanzando por los aires trozos de su cuerpo y gran cantidad de volantes con propaganda de Sendero Luminoso. Las víctimas fueron conducidas a un centro médico, lamentable como señalamos líneas adelante se perdieron vidas humanas.
Las investigaciones policiales determinaron que la bestia había sido dejada en la plaza por cuatro desconocidos que aparentaron ser comerciantes. Sin embargo el pobre animal tenía en las talegas más de dos kilos de dinamita a la que se instaló una mecha de tiempo.
El 4 de mayo de 1086 nuevamente los terroristas utilizaron un “burro bomba” que colocaron muy cerca de la plaza de armas de Huanta minutos antes de que se llevara a cabo una ceremonia cívica en la que participarían todas las autoridades.
Eran aproximadamente las nueve de la mañana cuando un sujeto con sombrero y bufanda llegó arreando un asno cargado con alfalfa. Se acercó a un grupo de alumnos en formación y les pidió: “vigilen mi animalito por favor mientras busco un lugar donde me puedan alquilar un baño”.
Ni bien se alejó apresuradamente el animal explotó dejando gravemente heridos a siete escolares y dos profesores. Dentro de la alfalfa, habían sido camuflados varios cartuchos de dinamita, según consta en los libros de Partes Especiales de la Policía Nacional.
El 15 de Octubre de 1989 a las seis y media de la tarde senderistas colocaron un “burro bomba” en el frontis de la casa del ingeniero Víctor Córdoba Cueto, entonces jefe de Cooperación Popular de Ayacucho. La explosión destruyó íntegramente la fachada de la vivienda ubicada en la urbanización los Licenciados ubicada a la salida de Huamanga en la carretera Los Libertadores rumbo a Lima.
El funcionario salvó de ser asesinado escapando por los techos de las casas vecinas esquivando los disparos de los subversivos. En su manifestación que consta en la delegación PNP de Huamanga revela que “intuitivamente esa mañana embarcó a su familia hacia Lima porque había sido amenazado.
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