Bruno Seminario: “Esta pandemia cierra el periodo neoliberal”INVESTIGADOR.
El docente sostiene que los siguientes seis meses van a ser decisivos para el destino de la economía.Foto: Universidad del Pacífico
El reconocido economista e investigador analiza los ciclos económicos desde la evidencia histórica. El 2013 pronosticó el colapso de la economía por la dependencia del modelo exportador de metales, pero ha sido una pandemia la que ahora expone la fragilidad de nuestra economía y la ineficacia de los gobiernos en la inversión pública en salud. “Los gobiernos de los últimos 20 años, por lo menos desde (Alberto) Fujimori, son responsables del desastre”, dice el docente de la Universidad del Pacífico. Seminario cree que en el escenario que se viene no hay bases para sostener el periodo neoliberal.
Nelly Luna Amancio@nellylun nellyluna@ojo-publico.com
30 Agosto, 2020
Con el apoyo de Aramis Castro
El reconocido economista e investigador analiza los ciclos económicos desde la evidencia histórica. El 2013 pronosticó el colapso de la economía por la dependencia del modelo exportador de metales, pero ha sido una pandemia la que ahora expone la fragilidad de nuestra economía y la ineficacia de los gobiernos en la inversión pública en salud. “Los gobiernos de los últimos 20 años, por lo menos desde (Alberto) Fujimori, son responsables del desastre”, dice el docente de la Universidad del Pacífico. Seminario cree que en el escenario que se viene no hay bases para sostener el periodo neoliberal.
Nelly Luna Amancio@nellylun nellyluna@ojo-publico.com
30 Agosto, 2020
Con el apoyo de Aramis Castro
El verano del 2013 las noticias anunciaban en Perú un crecimiento del 6% en el PBI. La macroeconomía nos decía que íbamos bien, que la pobreza se había reducido, que las reservas internacionales eran abundantes y que las inversiones privadas continuaban. Por esos mismos días, el economista Bruno Seminario publicaba un análisis que fue un cable a tierra forzoso entre tanto optimismo: concluía que la economía peruana colapsaría alrededor del 2025. El investigador y docente de la Universidad del Pacífico analizó meticulosamente durante años series históricas sobre el desempeño del país y compartió sus resultados en un amplio artículo académico que formó parte del libro “Cuando despertemos el 2062”.
Luego de revisar la evidencia sobre los ciclos económicos Seminario cuestionaba el modelo basado en la exportación de metales y señalaba que esa dependencia haría que en los próximos años la economía enfrente un freno. Lo tildaron de pesimista y apocalíptico. Pero no fue una crisis asociada a los metales lo que ha generado el reciente colapso económico en el país. Ha sido la pandemia del coronavirus la que ha expuesto cómo a pesar del “milagro económico” de los últimos años el Estado fue incapaz de invertir en la salud pública, y la que ha puesto la economía en cuidados intensivos, al menos, como Seminario señala, durante los siguientes seis meses. “Los gobiernos de los últimos 20 años, por lo menos desde (Alberto) Fujimori, son responsables del desastre que ha producido la pandemia”, dice.
Es una pandemia y no los ciclos económicos del país lo que ha generado una estrepitosa caída de la economía. ¿En alguno de sus escenarios contempló esa posibilidad?
Han habido crisis parecidas en el Perú, pero no en los últimos 200 años. Durante la colonia hubo numerosas epidemias. La más conocida es la que ocurrió en los primeros 20 años del siglo XVII, que mató a cerca del 15% de la población peruana. Las epidemias solo desaparecieron del Perú en el siglo XX. Antes del siglo XIX, la epidemia más fuerte fue la de 1860, que mató a buena parte de la población del sur. Entonces, antecedentes de epidemias sí existen y en realidad han sido bastantes importantes, solamente que no han sido tomadas en cuenta por los historiadores, que las consideran fenómenos anecdóticos; pero muchas están detrás de sucesos históricos. Por ejemplo, la desaparición de la clase dirigente indígena durante la colonia es una consecuencia de la pandemia de 1740. Entonces, no es la primera vez que una epidemia afecta nuestra economía, solo que nos hemos olvidado de las anteriores. La última conocida fue la epidemia del cólera, pero no tuvo las consecuencias ni la intensidad que vemos ahora.
NO SÉ A QUÉ PERIODO VAMOS A INGRESAR. ESTAREMOS EN UNA COYUNTURA COMPLICADA, DEPENDERÁ DE LOS POLÍTICOS.
En marzo había mucha incertidumbre sobre la dimensión del impacto económico, ahora las cifras identifican una caída del PBI en 30%. ¿Usted esperaba un derrumbe tan grande?
Yo esperaba que la caída fuera de un 18% o 20%, no del 30%. Me equivoqué porque no tuve en cuenta el impacto en el sector extractivo de la pesca y la minería. La paralización de estas actividades explica el descenso del 30%. Los otros sectores han disminuido un poco menos, pero sí esperaba una fuerte caída por la pandemia y porque ya teníamos los datos de China. Allí la producción se derrumbó en los tres primeros meses de la pandemia. O sea, era muy fácil inducir que también caería aquí. Ahora hay que tomar en cuenta que este dato del 30% ya está atrasado. La data que tenemos disponible para el segundo trimestre parece demostrar que ya se inició una fuerte recuperación.
¿Qué le dicen los indicadores que usted ha analizado para el tercer trimestre?
Por ejemplo, un indicador que se derrumbó durante la pandemia fue el consumo industrial de energía eléctrica. Tenemos datos diarios de este consumo y podemos ver que la mayor caída se registró en marzo, continuó en abril, pero desde abril observamos un repunte. Y esta recuperación ha continuado hasta agosto. Cuando vemos los datos de este mes vemos que solamente están alrededor del 8% por debajo del nivel de antes de la pandemia. Otros indicadores muestran una trayectoria similar. Las ventas minoristas de la Sunat también se han recuperado aunque a una menor velocidad, los pagos en cheques también están subiendo desde la misma fecha. Casi todos los indicadores agregados están recuperándose por lo menos desde mayo. Esto no se nota con las tasas de crecimiento del INEI, porque lo que hacen ellos es comparar el trimestre con el precedente y lo que hay que hacer para detectar la recuperación es usar una tasa de crecimiento desestacionalizada. Obviamente esto no quiere decir que todos los sectores se han recuperado porque un punto importante de la pandemia es que tiene efectos diferenciados.
LA DATA QUE TENEMOS DISPONIBLE PARA EL SEGUNDO TRIMESTRE PARECE DEMOSTRAR QUE YA SE INICIÓ UNA FUERTE RECUPERACIÓN.
¿Cuáles son los sectores que más problemas tendrán para recuperarse?
La agricultura no cayó mucho, tampoco el sistema financiero. Las más afectadas son todas las industrias que dependen de la conectividad social. En Lima, por ejemplo, estas representan entre 30% y 40% de la economía, por ejemplo, los restaurantes y hoteles no se han recuperado. En realidad, están entre 70% y 80% por debajo a lo que se tenía antes de la pandemia. Toda la industria que dependía del turismo no se va a recuperar por lo menos en los próximos cinco años y mientras no logremos controlar el contagio no se va a recuperar. Entonces, ¿dónde está concentrada la recuperación? En los sectores que disminuyeron su producción porque cayó la demanda y que al levantar las restricciones de oferta han comenzado a producir. La manufactura, la construcción, parcialmente el comercio, no totalmente porque las ventas no se logran recuperar al nivel que tenían antes y parcialmente el transporte. Esta es la situación que tenemos actualmente.
El PBI colapsó porque también la minería cayó, cuando fue uno de los primeros sectores para los que se diseñaron protocolos sanitarios.
Debió continuar operando pero tuvo problemas de infección en las operaciones de las minas. La producción minera cayó entre un 40% y 50%, lo vemos en la caída de las exportaciones en esos porcentajes. Si bien el gobierno no las paralizó, lo que la paralizó fue la epidemia. O sea, los protocolos de seguridad no fueron lo suficiente eficaces como para controlar el contagio. Hasta ahora la producción no se ha normalizado. Lo que parece haberse normalizado es la producción pesquera. Si la minería y la pesca no se hubiesen parado el efecto de la pandemia hubiese sido fuerte, pero no hubiese sido del 30%.
Entonces, en el tercer trimestre la caída no será como la anterior.
En el tercer trimestre hay que tener cuidado. Todavía la economía no se ha recuperado plenamente. Una economía solo se recupera cuando alcanza los niveles de producción que tenía antes. Eso no va a ocurrir ni en el tercer trimestre ni en el siguiente. Las tasas de crecimiento van a ser negativas, pero ya no del 30%. Deben estar entre -15 y -10%. Solamente vamos a observar una recuperación a partir del segundo trimestre del próximo año.
NO SÉ A QUÉ PERIODO VAMOS A INGRESAR. ESTAREMOS EN UNA COYUNTURA MÁS COMPLICADA DONDE DEPENDERÁ DE LA CLARIDAD DE LOS POLÍTICOS.
¿Qué implica haber tenido una caída tan estrepitosa en un contexto internacional más amplio?
En un mes la producción peruana cayó más de lo que cayó en la hiperinflación de Alan García. Esta caída es producto de tres factores. En primer lugar, obviamente de la paralización productiva por la cuarentena. Los servicios son entre un 70% y 80% de la economía de Lima, y Lima es aproximadamente el 70% de la economía nacional. Entonces, tú paralizas Lima, colapsas prácticamente la economía peruana. Acá no importa si es formal o informal. Solo con la paralización del sector servicios hubiéramos tenido una caída aproximada del 20%, pero paralizó también la manufactura, la pesca y la minería. El otro factor que de todas maneras nos hubiera hecho entrar en recesión es el que venía del exterior. La crisis global disminuyó los precios internacionales, importaciones y el turismo. Luego está la caída de la demanda porque la gente se quedó sin trabajo. Si bien fue amortiguado parcialmente por las ayudas del gobierno, no fue neutralizado totalmente. La combinación de estos tres efectos produjo el colapso.
¿Hizo bien el gobierno en reabrir la economía a pesar del alto número de contagios?
Eso es un punto más discutible. En teoría, creo que no se debió haber reabierto la economía dada la situación de los contagios, pero en la práctica ya nadie le hacía caso al gobierno. La gente salía a trabajar porque tenía que encontrar recursos. No creo que el gobierno sea el que haya decidido abrir la economía, si no que las circunstancias lo obligaron a hacerlo y no tuvo otra opción.
¿Pudo de alguna forma la economía peruana con el nivel de informalidad que tiene estar preparada para el impacto de esta pandemia?
No. Eso es imposible. Dada las decisiones que se tomaron en los últimos 10 o 15 años no había forma de que se estuviera preparado. La única forma de haberlo estado es si los gobiernos hubieran hecho cada año una inversión del gasto en salud de entre 5% y el 10% del presupuesto fiscal. No se invirtió en salud y nuestra infraestructura de hospitales solo se compara a la de países del África. Otros países estaban un poco mejor preparados. Cuando ocurre un shock imprevisto no es posible prepararse, es imposible hacer hospitales cuando no los hiciste, contar con camas cuando antes no invertiste en tener más. Eso no se puede hacer en meses. Si quieres estar preparado tienes que invertir constantemente en salud.
LIBRO. Cuando despertemos en el 2062, Universidad del Pacífico (2013)
¿Esto no nos debería obligar a repensar en la inversión pública hacia adelante y en las responsabilidades de los años en los que no se invirtió?
Obviamente, hay ciertas decisiones sobre la asignación del gasto público que no son razonables. No solo hay que invertir más en educación, también en salud. Los gobiernos de los últimos 20 años, por lo menos desde Fujimori, son responsables del desastre que ha producido la pandemia. Son los que dejaron la infraestructura sanitaria y la salud pública en el terrible estado en el que está. Ahora, también es cierto que este gobierno ha tenido problemas de gestión. Por ejemplo, la falta de oxígeno; no se entiende por qué había escasez. Hacer hospitales es complicado, pero poner una planta de oxígeno no es tan complicado. Hay cosas que se han podido hacer mejor, pero, de todas maneras, el resultado hubiera sido casi el mismo. El grado de preparación del Perú ante la pandemia, lo advirtió el Fondo Monetario Internacional en un informe. Ese ranking señalaba que éramos uno de los peores preparados. Era muy semejante al de un país de África.
¿Cuáles serán las consecuencias de la histórica caída del PBI en el presupuesto del 2021?
Ya te imaginarás, los ingresos fiscales prácticamente se reducirán a la mitad. Los ingresos fiscales dependen del IGV que pagan los productos importados y los productos nacionales. Si la economía cayó en 30%, las ventas han caído entre 30% y 40%. Y eso ha tenido un impacto directo sobre los impuestos que cobra el Estado. El Estado ahora tiene un gran problema fiscal que no se ha notado porque tenía fondos de emergencia, pero eventualmente van a dificultar el proceso de recuperación. Puede ser que estos ingresos fiscales, que experimentaron una fuerte caída, también se recuperen luego con rapidez. No sé si alcanzarán el nivel que tenían antes de la pandemia, pero ahora sí tenemos un fuerte problema en el fisco. No debe preocupar en el corto plazo, pero es un problema para los ministros de economía del futuro. El déficit será mayor del 10%. Para que tenga una idea, ese es el déficit que teníamos en la época de la hiperinflación. No digo que va a haber una hiperinflación, porque ahora no hay ninguna condición para que esta exista, pero el déficit fiscal de este año va a ser fuerte, muy fuerte.
Lo que significa que el país tendrá poco presupuesto para el gasto social.
Ahorita eso depende de la velocidad con la que se recupere la economía. La economía ha caído 30%, pero se va a recuperar. Es probable que los ingresos fiscales solamente van a estar 8% por debajo que lo que se tenía antes de la pandemia. Lo importante es que no se sigan generando gastos adicionales porque eso agravará el problema fiscal.
LOS GOBIERNOS DE LOS ÚLTIMOS 20 AÑOS, POR LO MENOS DESDE FUJIMORI, SON RESPONSABLES DEL DESASTRE QUE HA PRODUCIDO LA PANDEMIA.
En este contexto, el Congreso aprobó la devolución de los aportes para los afiliados a la Oficina de Normalización Previsional (ONP) hasta por un tope de S/4.300 para aportantes activos e inactivos.
Eso simplemente va a aumentar el gasto de transferencias y si aumentas el gasto de transferencias va a haber menos transferencias para otras personas en los próximos meses. Obviamente va a agravar el tema del presupuesto. No tiene impacto sobre la población y lo único que hace es complicar la gestión de las políticas fiscales. Todo el mundo sabe que la ONP no tiene los recursos.
¿Qué sectores cree que deberían priorizarse para la reactivación?
Son básicamente la pesca y la minería que lanzan su producción en el exterior. Hay otro sector importante como la agricultura. Allí hay problemas que todavía no son detectados. Esto no quiere decir que haya más inversiones mineras, hay que distinguir entre la ampliación de la producción y la recuperación de la producción. Lo que ha ocurrido es que las minas existentes no han estado operando en toda su capacidad por el contagio. Y creo que es fácil recuperarlas con protocolos sanitarios adecuados. Si en Chile lo han hecho, no veo por qué en el Perú no se pueda hacer. Hay otros sectores que desgraciadamente van a continuar afectados: el turismo y el transporte terrestre. Su recuperación puede ocurrir en cinco años.
¿Cuál es su análisis del impacto en la agricultura?
Hay sectores que no han mostrado fuerte impacto de la pandemia, ese es el caso de la agricultura. Eso no quiere decir que no los va a tener. Lo más importante es mirar la cantidad de siembras que se han hecho que en el período de la pandemia y esas parecen haberse reducido. Entonces, es probable que la agricultura comience a tener tasas de crecimiento negativas en el segundo semestre del año porque es poco probable que se haya podido sembrar la misma cantidad de hectáreas que se sembraban antes. Una primera razón es que los agricultores no han podido vender sus productos. Acá, lo que se necesita es un crédito agrario, ver en qué estado están las siembras y calcular si se pueden recuperar algunas cosechas, de lo contrario este sector va a tener problemas en el segundo trimestre.
¿Estas ayudas o créditos deberían priorizar la agroindustria o la pequeña agricultura?
Tiene que estar enfocado hacia la agricultura interna. A la pequeña y mediana agricultura, que es de donde vienen los alimentos. Primero hay que averiguar el estado financiero de los agricultores, porque en realidad tenemos pocos datos y los que hay están sucios. Necesitamos datos sobre avance de siembra para ver si efectivamente se ha sembrado y qué tan grave es el problema. La agricultura pesa el 6% o 7% del PBI y desempeña una función importante en lo que es distribución de alimentos.
REACTIVAR LA MINERÍA NO QUIERE DECIR QUE HAYA MÁS PROYECTOS MINEROS, HAY QUE RECUPERAR LA PRODUCCIÓN.
¿Es el momento de hablar de diversificación productiva?
No. La diversificación productiva se tuvo que hacer antes. Ahora no puedes hacer nada. Lo que sí es urgente es la tarea de controlar los contagios y tratar de hacer que los impactos de esta caída espectacular que hemos observado en el segundo trimestre sean los menores posibles porque nuestro precedente histórico no es bueno. O sea, cuando hemos tenido estas caídas nos hemos demorado 20 años en recuperarnos. No podemos permitirlo porque esas demoras son precisamente la causa de que seamos uno de los países más pobres de América del Sur. Debemos eliminar este desastre lo más pronto posible.
¿En alguno de los escenarios que vienen usted identifica alguna evidencia de que la crisis pueda desencadenar una inflación?
En términos de políticas fiscales no podemos comparar la situación de hoy día con la situación fiscal que tuvimos durante la hiperinflación. No son comparables porque las crisis tienen una naturaleza diferente. Ahora no tenemos un peligro de hiperinflación. La respuesta del gobierno ha sido tratar de contener una recesión. Y los ingresos fiscales han caído porque la economía ha estado paralizada. Si uno controla esos ingresos el gobierno no va a tener que endeudarse. Si la economía se recupera con rapidez se pueden pagar fácilmente los préstamos. Si la minería no se recupera con facilidad estamos en problemas. Los precios internacionales de los metales están a los niveles que tenían antes de la pandemia. Entonces, si recuperas esa producción tus ingresos por exportaciones van a subir. Hay que esperar lo que ocurra en los próximos meses. Estos seis meses van a ser absolutamente decisivos para el destino de la economía.
El escenario que describe es optimista, pero ve viable reactivar la minería en un contexto de conflictos sociales con varios proyectos mineros.
Yo no estoy diciendo que se incentive más inversiones mineras sino que se recupere el nivel de producción que había antes. Si no se hace eso se tendrá que buscar otro sector que sustituya a la economía y eso puede demorar 10 años. Más aún cuando la otra actividad que la podías sustituir está totalmente paralizada, que podría ser el turismo. Entonces, no tienes recursos ni ingresos. O sea, no tienes otra opción.
ESTOS SEIS MESES VAN A SER ABSOLUTAMENTE DECISIVOS PARA EL DESTINO DE LA ECONOMÍA
¿Considera que esta crisis global abre el debate sobre una nueva forma de mercado y del papel del sector privado?
Obviamente ha quedado claro que la participación del sector privado en determinados sectores no ha sido óptima y que tiene que abrirse ese debate tanto en el Perú como en América Latina. Eso es una cosa obvia. El otro punto es que en otras partes se ha reforzado la presencia del Estado, asistiendo por ejemplo a empresas que estaban quebradas en determinados sectores estratégicos. Hay también cambios en la estructura de la regulación de la economía mundial. En los próximos años van a haber fuertes conflictos entre Estados Unidos y China. No tenemos claro cuál va a ser el resultado. Y ese es el factor más importante porque desgraciadamente una desaparición de la relación entre China y Estados Unidos perjudica en la región a Chile y Perú, nuestro principal socio comercial. La estructura del poder mundial no va a seguir igual una vez que finalice la pandemia.
¿No cree que esta crisis global nos debería hacer repensar también sobre los límites del lucro y el negocio, cuando hemos visto el papel del sector privado en la salud?
Especialmente toda el área de salud social. Basta con observar el desastre sanitario que hemos tenido para ver que ese modelo no nos lleva muy lejos. Las condiciones son insostenibles en el sector salud. De parte del Estado tiene que haber una masiva inversión en salud pública porque el sector privado no lo va a hacer y ha demostrado que incluso cuando lo hace lo único que hace es lucrar. O sea, en un sector que no debería estar orientado a eso. Obviamente esas cuestiones hay que cambiarlas. Nos ponen en peligro porque esta pandemia probablemente no sea la única que vamos a tener que enfrentar, por los cambios ambientales que se están registrando en el mundo. Probablemente vengan nuevas pandemias y tenemos que invertir sustancialmente en el sector público sino no vamos a llegar a ninguna parte.
En medio de esta crisis hay propuestas para impulsar reformas fiscales e incluir, por ejemplo, un impuesto a la riqueza que alcance al patrimonio de los más ricos.
Depende cómo defines a rico.
Las personas que concentran la mayor cantidad de patrimonio.
El gran problema de las personas que concentran la mayor cantidad de bienes en el Perú tienen dos características: son el capital extranjero y es menos del 1% de la población. Allí tienes que identificarlos. Pero ahora no podemos implementar ninguna de esas propuestas. Las políticas de diversificación productiva, de cambio en la estructura fiscal no nos solucionan el problema urgente que tenemos ahora. Esas políticas tienen que ser pensadas adecuadamente. Si tú las haces a la loca tampoco van a ser efectivas y van a tener que ser revisadas. Lo único que están haciendo este tipo de propuestas es trasladar y dividir la atención de la gestión pública que tiene que administrar y mitigar el efecto de la pandemia. Cualquier otra cosa ahorita no es viable en términos técnicos. En realidad estamos en una situación de absoluta emergencia. Aquí hay cosas prioritarias y otras cosas que son importantes en el largo plazo pero no es el momento de tocarlas ahora. Estas reformas debieron discutirse hace 10 años. Cuando la situación se recupere, esas propuestas se pueden implementar. Obviamente, las personas que argumentaron que todo estaba muy bien ya no tienen nada que decir. Nadie te va a decir que la salud va a ser privada, tendría que ser loco para hacer eso.
OBVIAMENTE, LAS PERSONAS QUE ARGUMENTARON QUE TODO ESTABA MUY BIEN YA NO TIENEN NADA QUE DECIR. NADIE VA A DECIR QUE LA SALUD TIENE QUE SER PRIVADA, TENDRÍA QUE SER LOCO PARA HACER ESO.
Hay varias voces que siguen diciendo que dejemos todo en manos del mercado.
Esas personas no han entendido lo que está ocurriendo. Lo que sí queda claro que esta pandemia cierra el período neoliberal, capaz diez años antes de lo que yo lo había anticipado. El período que se viene en el Perú ya no será el de un periodo neoliberal.
¿Está convencido de eso?
Sí, no hay bases para sostenerlo. No sé a qué periodo vamos a ingresar. Estaremos en una coyuntura más complicada donde dependerá de la claridad de los políticos, aunque hasta ahora no han demostrado tener mucha claridad, de lo contrario podemos entrar a un periodo de transición sumamente complicado que se puede prolongar unos 10 a 15 años hasta que logremos encontrar la solución. Lo que se tiene que hacer es que este periodo de transición sea el más corto posible. Eso es lo que habría que discutir. Si se mantienen las políticas económicas de expansión y los planes el horizonte de normalización podría ser de tres años. Si se cambian las políticas podrían extenderse entre 10 y 15 años. Lo que quiero decir es que de las decisiones que tomemos en los próximos 6 meses va a depender si efectivamente vamos a tener 10 años de estancamiento o no. Eso es lo que está en juego y eso es lo que tiene que entender la gente.
¿Qué decisiones son las que se deben priorizar en estos seis meses?
Hay que ver la reactivación de la producción minera, y aquí hay que hacer una distinción. Una cosa es recuperar la inversión que tenían las minas existentes y otra impulsar nuevos proyectos. No necesitamos abrir nuevas minas. Los conflictos sociales están vinculados a los segundos. No hay que insistir en la segunda estrategia. Ahora, en términos de recursos extranjeros, dependemos de la minería y no podemos suprimirla. Es imposible, porque nos da el 60% o 70% de recursos. La inversión minera tiene que normalizarse. Yo no soy muy simpatizante de la minería pero es imposible suprimirla ahora. El mayor peligro es que la actual situación se extienda por más de 2 o 3 años.
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