Costa Rica tiene el doble de bosques que hace 30 años, ¿cómo lo hicieron?
Un inspirador ejemplo de que la reforestación, bien hecha, sí funciona.
La reforestación no requiere sólo de buenas intenciones, sino de acciones planeadas y bien ejecutadas. Y es que los bosques –y los habitantes que los constituyen, los árboles– son seres de inmensa complejidad, que necesitan condiciones muy específicas para sobrevivir.
No obstante, la reforestación masiva es posible,
y Costa Rica es un inspirador ejemplo de ello.
Este país caribeño cuenta, hoy en día, con el doble de bosques de los que tenía en la década de los años 90 del siglo pasado. Como indica la United Nations University, en 1940 Costa Rica tenía un 75% de bosques tropicales, en áreas usualmente habitadas por indígenas, pero en las décadas subsecuentes todo desapareció. Diversas actividades agrícolas y la obtención desmedida de recursos naturales provocaron que para 1983, sólo el 26% del territorio contara aún con bosques.
Pero Costa Rica está en camino a recuperar
todos los bosques perdidos.
Esta es la mayor recuperación de ecosistemas boscosos que jamás haya tenido otro país tropical, según el Banco Mundial. ¿Cómo lo hicieron? Empezaron por proteger estos ecosistemas de la deforestación, actividad cuya tasa decreció hasta llegar a cero en 1998. Esto fue posible a través de mecanismos de recompensa para quienes brindan servicios ambientales, lo que se conoce como “pagos por servicios ambientales”, lo que además ha reducido la pobreza en áreas rurales y ha fortalecido a las comunidades indígenas.
El éxito de Costa Rica reside, según la United Nations University, en tres factores: ética, ambientalismo y políticas públicas efectivas. Tres factores que muchos gobiernos deberían adoptar como ejes centrales de toda planeación, ya que como atinadamente ha dicho el presidente de Costa Rica, Carlos Alvarado, el cuidado del medioambiente es “la gran tarea de nuestra generación”.
En Costa Rica se tiene claro que la única manera de sostener un país es volviéndolo sustentable. La economía de este país gira ahora en torno a la conservación de los ecosistemas y la lucha contra el cambio climático, lo que lo ha llevado a generar toda su energía a partir de fuentes renovables, así como a implementar políticas efectivas para el cuidado de los bosques –lo que incentiva el turismo, uno de sus pilares económicos, según la FAO–. Estas, entre otras acciones, hacen ver que un futuro compartido con un medioambiente sano es posible.
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