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Thursday, November 23, 2017

Millonarios por un día (¿y luego qué?)

Millonarios por un día (¿y luego qué?)

Resulta muy preocupante que más de 1.2 millones de peruanos utilicen su tarjeta de crédito para retirar efectivo con tasas de interés que, en algunos casos, bordean el 200% anual.
Únicamente el día que recibes el mágico plástico te sientes inmensamente rico, pero al altísimo costo de perder tu libertad: resulta muy preocupante que más de 1.2 millones de peruanos utilicen su tarjeta de crédito para retirar efectivo con tasas de interés que, en algunos casos, bordean el 200% anual. Más inquietante aún es que este silencioso proceso de asfixia económica no tenga vuelta atrás, porque el porcentaje de tarjetahabientes esclavizados a sus deudas no para de crecer, de la mano con la tasa de morosidad.
¡Es una bomba de tiempo, pero nadie da la alerta! Algunas reflexiones:
(i) Sorprendentemente, los retiros de efectivo son más numerosos en provincias, donde el uso de tarjeta de crédito como medio de pago no es muy extendido. Si los bancos se dan el trabajo de colocar tarjetas de crédito personales, ¿por qué en simultáneo no mejoran sus condiciones para afiliar un mayor número de establecimientos? Simple: ley de mínimo esfuerzo para la misma rentabilidad.
(II) La SBS sostiene que su labor es supervisar que las entidades bancarias y financieras cumplan con las regulaciones y mantengan la suficiente solidez como para responder frente a los ahorristas, ante absolutamente cualquier eventualidad. Esgrimen que no tienen ninguna facultad para intervenir en la disciplina del gasto de los consumidores y que, al final, es un tema de oferta, demanda y riesgo. Los intereses caros responden a la capacidad de pago del cliente.
Sin embargo, la SBS no puede mirar desde el balcón cómo se deteriora el potencial crediticio de los peruanos. Debería haber cierto control respecto a los consumidores de bajos ingresos o subempleados que son captados y embrujados (con engaños y espejismos) como clientes, a sabiendas de que los exponen a un espiral de endeudamiento que les resultará impagable.
(iii) El ahogo financiero de una familia es caldo de cultivo de la violencia doméstica y gesta de delincuencia juvenil, además de fomentar inseguridad ciudadana y una serie de falencias sociales. Gracias a Dios clasificamos al Mundial. Ahora esperamos una auspiciosa reactivación de la economía, mayor optimismo y alegría —es que los peruanos nos conformamos con tan poco—: ya se vendieron 30 mil nuevos televisores para los partidos de repechaje (seguramente comprados en esas financieras disfrazadas de tiendas retail), miles de miles de camisetas y todo tipo de adornos e indumentaria en rojo y blanco.
Empezó la fiesta de los millones —informales, negros, bien habidos, de plástico— pero, ¡cuidado!, que ello no implique que los peruanos sigan inflando su burbuja crediticia. La factura social podría ser muy alta.
(iv) La bancarización es indispensable para el crecimiento económico; y el crédito es una herramienta muy útil para combatir la pobreza siempre y cuando se conceda con responsabilidad, no por cumplir con una métrica corporativa. Decía el prestigiado economista canadiense John Kenneth Galbraith que “el proceso mediante el cual los bancos crean dinero es tan simple que la mente lo rechaza”. ¡En el Perú se confirma esa gran verdad!

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